martes, 29 de noviembre de 2016



Hoy escribo un nuevo artículo en El Comercio de Oviedo. En él, hago una seria llamada a la reflexión, expresando mi profundo rechazo a toda clase de manipulación virtual.
El seguir consintiendo este tipo de abusos, nos convierte en cómplices de una sociedad que para sentirse "integrada", "socializada" y "exitosa", vende su alma al mismísimo diablo, incluso a costa de su propia vida... 
Una sociedad hipercomunicada es una sociedad retrasada y, por ende, desgraciada e infeliz.
Menos internet y más decir las cosas a la cara, de frente, sin herir a nadie, educadamente, y no detrás de una pantalla. Seamos transparentes, no sólo con nuestras palabras, sino también con nuestros actos. Hay personas que por determinados motivos personales, de vida, etc. se sienten desgraciadas y por el hecho de no haber resuelto su propio conflicto interior, se creen con todo el derecho de criticar, humillar, despreciar, etc. etc. No sólo lo estamos viendo con los niños los efectos del bulliyng, sino, y lo que es aún peor, con los propios adultos, que son los que deberíamos dar ejemplo y poner freno a este tipo de lacra social tan contaminante y nauseabunda.
No hablemos tanto y hagamos. Aunque sea un poquito cada uno, ya sería muchísimo, pero de corazón. Volvamos a ser los niños de antaño, de intención pura y de alma limpia.
Vivamos en la armonía y en la Paz de la Verdad...
Irene Herrero Cuesta




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